El primer ministro de Ontario, Doug Ford, lanza una campaña publicitaria en EE. UU. para subrayar el costo económico de los aranceles estadounidenses en el sector automotriz, abogando por el libre comercio y ajustes en las tasas de interés, ya que los principales fabricantes de automóviles como Ford Motor Company revisan sus pronósticos financieros debido a los impactos arancelarios sustanciales.

Ontario amplifica las preocupaciones sobre los aranceles transfronterizos

La primera ministra de Ontario, Doug Ford, está iniciando una campaña publicitaria en los Estados Unidos para resaltar las consecuencias económicas adversas de los aranceles estadounidenses en el sector automotriz norteamericano altamente integrado. La iniciativa tiene como objetivo informar al público estadounidense sobre la "historia real" de los impactos arancelarios, que Ford afirma que están causando miles de millones de dólares en pérdidas y que requieren llamamientos al libre comercio y recortes de las tasas de interés de los bancos centrales.

Detallando el panorama arancelario y la defensa

La campaña publicitaria marca una escalada en los esfuerzos de la provincia canadiense para contrarrestar las políticas comerciales proteccionistas. El primer ministro Ford ha argumentado constantemente que los aranceles interrumpen la asociación económica de larga data entre Canadá y los EE. UU., enfatizando que Ontario es un socio comercial importante para muchos estados estadounidenses. Este renovado impulso sigue a campañas anteriores destinadas a mostrar los beneficios mutuos de la relación Canadá-EE. UU., particularmente en lo que respecta al comercio.

El régimen arancelario actual incluye un gravamen del 25% sobre los vehículos y autopartes importados de Canadá y México, con aranceles también aplicados a materiales críticos como el acero, el aluminio y el cobre. En respuesta, Ontario ha implementado medidas de represalia, incluida una sobrecarga del 25% sobre las exportaciones de electricidad a los EE. UU. y restricciones a las empresas estadounidenses que participan en los procesos de adquisición provinciales. Estas acciones subrayan la escalada de las tensiones económicas que afectan las cadenas de suministro en todo el continente.

Ford Motor Company navega vientos en contra financieros significativos

El impacto de estos aranceles se refleja claramente en el desempeño financiero de los principales actores automotrices. Ford Motor Company (F), por ejemplo, ha restablecido su perspectiva financiera para todo el año 2025, proyectando un impacto neto de 2 mil millones de dólares estadounidenses por los aranceles. La compañía anticipa una carga arancelaria bruta de 3 mil millones de dólares estadounidenses para el año, de los cuales se espera que aproximadamente 1 mil millones de dólares estadounidenses se mitiguen a través de diversas estrategias.

Para el segundo trimestre de 2025, Ford reportó una pérdida neta de 36 millones de dólares estadounidenses, un cambio notable con respecto al ingreso neto de 1.83 mil millones de dólares estadounidenses en el mismo período del año pasado. Esta pérdida se atribuyó en parte a 800 millones de dólares estadounidenses en impactos adversos relacionados con los aranceles, junto con otros cargos especiales. A pesar de la pérdida neta, los ingresos totales de Ford para el trimestre aumentaron un 5% interanual a 50.2 mil millones de dólares estadounidenses, superando las expectativas de los analistas. En consecuencia, la compañía revisó a la baja su guía de EBIT ajustado para todo el año a un rango de 6.5 mil millones de dólares estadounidenses a 7.5 mil millones de dólares estadounidenses, desde una previsión anterior de 7 mil millones de dólares estadounidenses a 8.5 mil millones de dólares estadounidenses.

Implicaciones más amplias para la fabricación norteamericana

Los aranceles están impulsando una reevaluación fundamental de las cadenas de suministro establecidas dentro del sector automotriz norteamericano. Los fabricantes con operaciones profundamente arraigadas en Canadá y México son particularmente vulnerables. Si bien las pérdidas arancelarias de Ford son sustanciales, son comparativamente menores que las proyectadas para competidores como General Motors, que anticipa un impacto de 4 mil millones a 5 mil millones de dólares estadounidenses, y Stellantis, que espera un impacto de 1.5 mil millones de euros para todo el año. Esta resiliencia relativa de Ford se debe en parte a que un mayor porcentaje de sus vehículos vendidos en los EE. UU. se ensamblan a nivel nacional.

Es probable que los mayores costos derivados de los aranceles se trasladen a los consumidores, lo que podría aumentar los precios de los vehículos en miles de dólares. La situación ya ha provocado interrupciones en la producción, cierres temporales de plantas y despidos para algunos fabricantes de automóviles, y Stellantis ha experimentado tales medidas en sus plantas de Windsor y Toluca. La incertidumbre actual también provoca cambios estratégicos, como se ve con Honda, que planea explícitamente trasladar la mayor parte de su producción norteamericana a los Estados Unidos para eludir los nuevos aranceles.

Perspectivas de los ejecutivos sobre los desafíos de la industria

La directora financiera de Ford Motor Company, Sherry House, señaló que la compañía está en "comunicación casi diaria" con la administración de los EE. UU., describiendo las discusiones como "constructivas", particularmente en lo que respecta a los aranceles sobre el acero y el aluminio. Sin embargo, el sentimiento general sigue siendo cauteloso. El CEO de Ford, Jim Farley, había advertido previamente que los aranceles sostenidos podrían "hacer un agujero en la industria estadounidense", subrayando la amenaza significativa para la rentabilidad y la estabilidad del mercado.

Mirando hacia el futuro: Un panorama automotriz redefinido

Las persistentes disputas arancelarias están acelerando una profunda redefinición del panorama manufacturero norteamericano, alineándose con las tendencias globales más amplias hacia el proteccionismo y la regionalización de las cadenas de suministro. La intrincada integración de la industria automotriz significa que las piezas a menudo atraviesan fronteras varias veces, lo que lleva a aumentos de costos compuestos debido a los aranceles. Este "impuesto indirecto" sobre los sectores de fabricación de vehículos y piezas de los EE. UU. eleva los costos generales, lo que podría sofocar la innovación y podría resultar en una disminución de las ventas y las oportunidades de empleo.

Los participantes del mercado monitorearán de cerca cualquier desarrollo en la política comercial, particularmente en lo que se refiere a las negociaciones en curso y el potencial de nuevas tasas arancelarias o tasas arancelarias ajustadas. Es probable que los próximos trimestres revelen más adaptaciones estratégicas por parte de los fabricantes de automóviles a medida que buscan mitigar los costos y preservar los márgenes dentro de este entorno comercial en evolución e incierto.